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Los microcréditos se trasladan del mundo emergente a Europa

Fecha:
16 December, 2013
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Los microcréditos, una fuente de financiamiento normalmente vinculada a los países más pobres del mundo, están creciendo en Europa, otorgando a miles de personas como Fátima Fernández una oportunidad para crear pequeños negocios y no caer en la pobreza.

Fernández, que estuvo desempleada durante casi un año, dejó de buscar trabajo y abrió una escuela de yoga y baile en Madrid en diciembre de 2012, gracias a un microcrédito de 25.000 euros (unos US$34.000) después de que los bancos comerciales le negaran sus solicitudes de préstamos. “Dicen que estoy loca, que soy muy valiente”, dijo la instructora de baile de 31 años. Pero “tienes un trabajo seguro, porque depende de ti”.

La definición de un microcrédito en Europa es un préstamo sin garantía de hasta 25.000 euros. Respaldados por subsidios gubernamentales, su volumen en Europa aumentó 31%, a 1.050 millones de euros, de 2008 a 2011, según los últimos datos de la Red Europea de Microfinanzas. La cantidad de nuevos créditos otorgados se más que duplicó a 204.080 durante ese período, indican los datos. Solo en España, más de 75.000 personas tenían microcréditos por pagar en 2011.

Su crecimiento compensa en parte la reducción de los préstamos tradicionales de los atribulados bancos de Europa. El total de créditos empresariales menores a 1 millón de euros en la zona euro cayó a cerca de 44.000 millones de euros en agosto, frente a 69.700 millones de euros seis años antes, reportó el Banco Central Europeo.

Incluso a medida que Europa comienza su tibia recuperación, los economistas prevén que la microfinanciación seguirá creciendo, lo que ayudaría a cambiar una cultura que antepone la seguridad y la comodidad a la toma de riesgos.

Ahora, es más difícil ingresar y permanecer en la clase media con empleos estables en empresas medianas y grandes. La independencia laboral se está volviendo una “estrategia de supervivencia” para la clase media, apuntó Guillem Arís i Coderch, un coordinador de CP’AC, una fundación que promueve el autoempleo en Cataluña.

Los gobiernos europeos están tomando medidas para incentivar esa tendencia. Italia ha reducido de 10.000 euros a 1 euro, el capital mínimo requerido para crear una sociedad de responsabilidad limitada. España ofrece reducciones de hasta 80% en las contribuciones al seguro social para los primeros 18 meses de desempleo.

Es difícil saber si los que obtienen microcréditos en el sur de Europa serán más propensos a incurrir en retrasos de pagos, debido a la falta de datos comparables.

Un 15% de los pagos de microcréditos en la Unión Europea registraban al menos 30 días de morosidad en 2011, que son los datos disponibles más recientes, según la Red Europea de Microfinanzas. En España, 12,12% de todos los créditos fueron clasificados como morosos en agosto, según el Banco de España. En Italia, 15% de todos los préstamos estaban retrasados al 30 de junio, según el banco central del país.

Incluso en los buenos tiempos, sólo cerca de la mitad de las empresas nuevas en Europa sobrevive cinco años, según la agencia de estadísticas de la Unión Europea.

Fernández no lo ha tenido fácil. La asistencia mensual a su escuela de baile cayó de unos 120 estudiantes regulares en mayo a unos 40 entre junio y septiembre. La maestra dejó de cobrar su sueldo por tres meses y vivió de sus ahorros y con la ayuda de su novio.

Aunque antes evitaba el conflicto, dijo que ha aprendido a insistirles a sus clientes para que paguen a tiempo y así poder cumplir con los plazos de su crédito de MicroBank, una nueva división del banco local CaixaBank S.A. CABK.MC -0.22%

Fernández prefiere no pensar en lo que sería de ella si su escuela fracasa. “Ahora el que invierte o el que aguanta un poco la crisis es el que va a salir adelante, o eso espero”, señaló.

Las instituciones sin ánimo de lucro fueron las que llevaron los microcréditos a Europa a finales de los años 80 para ayudar a inmigrantes que no podían conseguir préstamos para pequeñas empresas. La UE y los gobiernos en España, Alemania, Francia e Italia subsidian a las microfinancieras, muchas las cuales dependen a su vez de donativos para subsistir.